Llegaba de nuevo el campeonato doméstico al Camp Nou, un partido complicado por los precedentes de ambos equipos. El Barça llegaba al choque con un ambiente enrarecido después de los últimos partidos, perdió en el Ciutat de Valencia en la última jornada liguera el pasado fin de semana, y empató el pasado martes en casa en la Champions. Sin embargo, el equipo vigués visitaba un feudo complicado estrenando nuevo entrenador, el ex barcelonista Óscar García. El equipo de Vigo se presentaba en Barcelona tras haber perdido los últimos 5 partidos de Liga.

El encuentro comenzó, como ya es habitual, con un ritmo lento y espeso por parte del conjunto de Valverde. Se podría pensar que después de los últimos resultados, el conjunto culé saldría con más dinamismo y mordiente, pero nada más lejos de la realidad. Los primeros veinte minutos fue un suplicio, transiciones lentas y previsibles. En el minuto 22 tras una incursión por banda izquierda de Junior Firpo, el lateral dominicano centró a media altura hacia el punto de penalti, el defensa vigués sacó el brazo y desvió el balón. El penalti fue transformado por Lionel Messi tras lanzar suavemente a la derecha del cancerbero del Celta de Vigo. Pocos minutos más tarde, el 10 azulgrana pierde un balón en medio campo, corre hacia atrás para robar el balón. El crack argentino en la corona del área mete la pierna y quita limpiamente el balón, el árbitro interpretó falta y mostró amarilla al astro rosarino. Lucas Olaza, con un buen chut con pierna izquierda hizo las tablas momentáneas en el marcador. Al filo del descanso, Messi desde el borde del área en zona derecha del ataque culé, transformó un golpe franco directo. Un chut con su zurda privilegiada, hizo inútil la estirada del portero vigués.

En la segunda parte con la entrada de Dembélé cambió el ritmo de partido, contagió a sus compañeros y empezó a fluir algo más las transiciones de balón. El equipo seguía carente de ideas para crear ocasiones de peligro, pero al menos había más movimientos sin balón y las transiciones eran menos previsibles. Todo continuaba igual hasta que llegó otro tiro franco directo, semejante lugar  donde transformó en la primera parte el Celta el gol del empate. Volvió a coger el balón Leo y con un lanzamiento casi calcado al de la primera parte hacía el 3-1. El lanzamiento volvió a superar la barrera y a colarse cerca del palo izquierdo de la portería viguesa, fue el hat-trick de Lionel Messi. Como apunte estadístico, decir que el hat-trick de Leo de esta noche, es el primer hat-trick de un jugador en lo que llevamos de Liga. El tercer gol acabó de anular cualquier esperanza del Celta de lograr algo esta noche. En los últimos minutos de partido, Busquets cogió un balón rechazado al borde del área, controló y de un disparo raso hizo el 4-1.

El partido terminó con la misma sensación de muchos, que este equipo es Messi y 10 más. Sigue sin tener mucha fluidez ni de balón ni de ideas, pero sigue teniendo al mejor jugador de la historia y esto tapa muchas carencias.

Omar Corujo @omar_unetenet

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